jueves, 17 de abril de 2008

¿Lima ciudad segura? ¿por dónde?...

Yo sé que Jesús María no es considerada precisamente zona de riesgo, ni que San Isidro es el Vrae limeño, pero no me jodan pues, no porque las agresiones no son terribles dejan de ser agresiones.

La policía cuelga cartelitos por todas partes que tildan a Lima de ciudad segura, pero habrá que ser bien huevón(a) para tragarse tremendo cuento. Hace unas horas fui con unas amigas, después de una ardua jornada estudiantil (ya, floro, pero igual estábamos cansadas), a degustar un rico taco Bembos al local de Garzón, ese que está por el cruce de la Brasil con Bolívar. Una vez adentro del local -quiero aclarar que éste es un local cerrado-, depositamos confiadas nuestras mochilas a los costados de nuestras respectivas sillas. Al rato se sentaron unos broders en la mesa que estaba a espaldas de la nuestra, mientras nosotras conversabamos alegremente sobre alguna cojudez sin importancia. Medio segundo más tarde los tipos se estaban yendo con una bolsa negra medianamente grande, Gaby (que estaba sentada de espaldas a ellos) se dio cuenta que no habían pedido nada, vio para abajo y se dio cuenta de que su mochila no estaba. Inmediatamente salió disparada hacia la puerta gritando que le habían robado su mochila. Por supuesto, como todo había sido tan rápido ni mi otra amiga ni yo nos dimos cuenta de que estaba pasando. Uno de los chicos de Bembos salió también a perseguir a los ladrones, cuando reaccioné salí detrás. Al parecer, doblando la esquina, los ladrones se habían trepado a un taxi (modalidad ya conocida) y se habían ido. La mochila en verdad no era la gran cosa, el problema principal fue que la afectada había venido en carro, un modesto volkswagen escarabajo, y la llave (única copia) se encontraba dentro de la mochila, junto con su billetera, documentos, papeles de la universidad, etc.

La reacción lógica por supuesto fue llamar a serenazgo, llamamos y nunca apareció. Luego, se cuadró un carro que había visto la pequeña persecución a los choros y había tenido la tremenda amabilidad de seguirlos un buen tramo, apuntar la placa y la ruta que habían seguido. La reacción lógica siguiente fue llamar a la policía. Cuando les dijimos la placa del carro, la descripcion del vehículo, y la ruta; cito textualmente, respondieron: "¿y qué quiere que haga?". Finalmente, accedieron a hacer el esfuerzo sobrehumano de aproximarse a la 'escena del crimen' y nos pidieron que por favor nos mantengamos donde nos encontrábamos.

Una hora más tarde, cuando por fin conseguimos abrir el carro y remolcarlo, todavía no había rastro de la policía.

Yo sé que no es novedad que la policía sea ineficiente, sobretodo en casos de robos menores, pero igual me llega al pincho pues. Me llega al pincho tener que estarme preocupando por dónde pongo la mochila, si la quiero dejar en medio de la plaza nadie tendría por que cogerla. Me llega al pincho que los tombos se caguen de risa porque era una chica la que llamó y estaba lloriqueando. Me llega al pincho que en serenazgo se hagan los locos. Me llega al pincho que Castañeda diga que su ciudad va en pedo, como el crecimiento del país, porque "hace obras" cuando hay problemas de fondo que no se tratan. Me llega al pincho que Bembos, y otras mil empresas más, tenga su cartelito de "la empresa no se responsabiliza por pérdidas", y como no se responsabiliza, ni siquiera se preocupa por poner un fuckin guardia. Y me llega al pincho que el huevón de cannabicus pase a nuestro costado en un taxi y mande un mensajito cachoso de "qué hacen lobeando por ahí a esas horas".

1 comentario:

Cannabicus Prime dijo...

jajaja, lo justo. no lobeen!